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Sol, Luna y Mazate.

  • Foto del escritor: Alexa
    Alexa
  • 30 ene 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 19 feb 2020

Al noreste en el Estado de Oaxaca, habitan los Chinantla, hablantes de chiananteco, mazateco y zapoteco quienes se hacen llamar Dsa jmiih (gente de la misma palabra); hablan una lengua de la familia otomangue y se mueven entre una de las zonas selváticas más importantes.

Entre los mitos que cuentan se dice que al principio de los tiempos existían únicamente los humanos, ya que poco a poco los animales se fueron diferenciando cuando inició la cacería. Por eso la figura del venado ocupa un lugar fundamental en las narraciones tradicionales, ya que éste para ellos representa a uno de los principales protagonistas de la fiesta de las transformaciones.

Existe un mito sobre los hermanos Sol y Luna que se extiende a varios grupos oaxaqueños, compartido por otras culturas mesoamericanas, andinas y amazónicas, con múltiples versiones y diversos personajes.

Los hermanos Sol y Luna se encontraban dentro de dos huevos idénticos que se encontraban en el interior de un tronco; el tronco fue rajado por el pájaro carpintero o el rayo y permitió que una señora tepezcuintle (tejedora de huipiles) los viera y los pusiera en su chical (calabaza que se utiliza como recipiente) para incubarlos. Al nacer se convirtieron en cazadores.

La tepezcuintle estaba casada con el mazate (venado) y ella salía recoger hierbas para darle de comer, hasta que un día, los hermanos lo mataron y guisaron para dárselo de comer a la tepezcuintle. Para engañarla, llenaron el cuerpo con avispas y hormigas y así parecería que dormía y roncaba. Cuando la señora intentó despertarlo, los insectos picaron su rostro; por eso tiene la cara hinchada y el cuerpo manchado.

La tejedora buscó venganza al enterarse de la muerte de su esposo y persiguió a los hermanos. Sol sembró cerros para alejarla y ambos mataron a un águila de dos cabezas para que la tierra temblara, le arrancaron sus brillantes ojos y cada uno brilló con más intensidad, Sol más que Luna. Al llegar a un río caudaloso vieron que la mujer se acercaba, la golpearon con una bola hecha con hierba santa (acuyo) y se transformó en un animal, sencillamente le dieron muerte ya en esa forma.

Al final, Sol y Luna tomaron su lugar en el cielo al otro lado del río para así iluminar el mundo.

Antes de que los hermanos nacieran ya existían los animales, rayos, árboles y la Palabra, mediante la cual todos se entendían, había orden y cultura.

Los chinantecos plantean la unidad espiritual de los humanos, animales y demás seres que se relacionan a través de diversas corporalidades. El mazate es elegido para una muerte ritual (que puede ser encontrada en diferentes culturas, como por ejemplo la huichola), su sacrificio otorga la posibilidad de comer lo que no debería de ser comido (los hermanos se distanciaron de su condición humana al convertir en alimento el cuerpo de su padre). Sol y Luna se separan entonces de la humanidad primordial compartida con los demás seres del mundo al sacrificar a su padre y practicar el canibalismo porque para llegar a ello es necesario antes el acto de cazar, el cual implica obtener animales salvajes para sacrificarlos.

Así, desde que sacrifican a mazate, este es la presa por excelencia de los cazadores y se estructura la cadena alimenticia.

En el mito se encuentra la particularidad de la separación primordial entre los humano y lo animal, pero para el pueblo chinanteca los humanos siguen compartiendo un alma en el interior del corazón, llamada jmi dsi, la cual está cubierta por diversos cuerpos y es la humanidad primigenia la que unifica a las criaturas.


Para conocer más consulta: Revista-Libro Artes de Mexico no. 117 (2015) La búsqueda del venado pág. 46.


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